Trabajar con texto
Buscar texto
A veces,
tenemos un texto y queremos localizar algunas palabras. Afortunadamente, en
Word no es necesario leer todo el texto. Se puede buscar rápidamente todas las
apariciones de una palabra o frase determinada:
1.
En el menú Edición,
haga clic en Buscar.
2.
En el cuadro Buscar, escriba el texto que desee localizar.
3.
Haz clic en
Buscar siguiente para encontrar todas las palabras.
Reemplazar texto
Otras veces nos
puede interesar sustituir una palabra o frase por otra.
1.
En el menú Edición,
haga clic en Reemplazar.
2.
En el cuadro Buscar,
escriba el texto que desee localizar.
3.
En el cuadro Reemplazar
con, escriba el texto de sustitución.
4.
Haz clic en Siguiente hasta terminar.
Corregir
documentos
Para corregir un documento tenemos que seguir los
siguientes pasos:
1. Definir
idioma. Ir a Herramientas / Idioma / Definir idioma. Una vez ahí elegir
Español (España – alfab.. internacional) y darle a predeterminar. Es
posible que el idioma ya esté definido.
2. Ir a
Herramientas / ortografía y gramática
3.
Aparecerá un cuadro con la primera palabra que
haya encontrado con falta. En la parte inferior aparecerá un cuadro con
sugerencias. Elegimos la correcta y le damos a cambiar.
EJERCICIOS:
Primero copia el artículo que aparece a continuación
“La ortografía puntúa en Internet” y pégala en una hoja Word llamada “Ejercicio
9 + vuestro nombre”. A continuación haz los ejercicios que se proponen:
Ejercicio
1
Lee en la teoría “Buscar Texto” y después localiza
en el artículo todas las palabras “pero” y ponlas en ROJO (color de fuente).
Haz lo mismo con la palabra “ortografía”, y esta vez tiene que estar en VERDE.
Ejercicio
2
Lee en la teoría “Reemplazar texto”. Luego sustituye
las palabras “Internet” por “La
Red”. Además de sustituir la palabras, ponerlas en color AZUL.
Sustituye la palabra “dice” por “cuenta y ponlo en ”AMARILLO
Ejercicio
3
Primero lee “Corregir documentos” para luego poder
corregir los errores del texto. Cada cosa que hayas corregido la tendrás que subrayar.
Guardar
el documento con el nombre “Ejercicio 9 + vuestro nombre”.
La ortografía puntúa en Internet
En los foros de discusión de Internet hay un dicho: "Si te quedas sin argumentos,
métete con su ortografía". Aunque es en realidad una burla hacia quienes
no son capaces de razonar contra el fondo de una polémica y solo pueden
arremeter contra la forma, en esta frase también subyace otra realidad: las
redes sociales han convertido la expresión escrita en la primera carta de
presentación de una persona; la buena ortografía, al pasar del ámbito privado
al público, es un rasgo de prestigio social y de credibilidad.
El empresario de Internet Charles Ducombe hizo un análisis de una web en el
que descubrió que con una mala ortografía las ventas podían caer hasta un 50%.
"Es porque, cuando se vende o se comunica en Internet, el 99% del tiempo
se usa la palabra escrita", según declaró a la BBC. Uno de los factores
que evalúa a la hora de contratar personal para sus páginas web es la buena
ortografía, que redundará en la credibilidad del sitio.
Y como las empresas, las personas a través de Facebook, Twitter o los foros,
también tienen en la escritura a una importante y cada vez más potente fuente
de comunicación que hace que la buena ortografía sea crucial para ganar respeto
en una comunidad virtual.
"En este proceso en el que la escritura se convierte en pública,
adquiere un valor diferenciador. Si leemos una opinión bien escrita, otra mal
escrita y en ningún caso conocemos al autor, lo normal es hacerle más caso a la
primera. Mucha gente es consciente de esto y hace el esfuerzo en mejorar",
explica Álvaro Peláez, de la
Fundación del Español Urgente (Fundéu).
Entre otras labores en esta institución, se encarga de llevar la cuenta de Twitter,
que puso en marcha hace poco más de un año. Hoy tiene más de 75.000 seguidores
y una frenética actividad en la que contesta hasta medio centenar de dudas
diarias sobre el lenguaje.
Muchos de los que se acercan a ellos son profesionales que usan el castellano
en su trabajo, como periodistas, editores o traductores. Pero otros son
personas que simplemente quieren resolver sus inquietudes y escribir mejor.
"Es frecuente, cuando le resolvemos la duda a algún usuario, que nos
cuenten que han perdido una cena por una apuesta que tenían con un amigo, o que
la han ganado", cuenta Álvaro Peláez.
Sería ingenuo pensar que Internet es una isla de buena escritura. No hace
falta más que navegar durante unos minutos para encontrar verdaderas agresiones
al idioma. En la Red
se acuñó hace años el apelativo
hoygan para denominar a aquellos que
irrumpían en foros con una ortografía lamentable al tiempo que una considerable
escasez de modales. El palabro viene de la frecuencia en la que se leían frases
como:
"Hoygan [en lugar de oigan], necesito
alluda urjente
con un problema en mi ordenador".
Los
hoygan no son más que personas que no escribían bien fuera de
Internet y tampoco lo van a hacer dentro. Igual que la falta de respeto que
muestran en la Red
suele ser el reflejo del que tienen fuera de ella.
"Hay quien piensa que Internet acaba con la buena ortografía. No es
cierto, es que a los que antes escribían mal, ahora se les ve más. Tú no hablas
de la misma forma en una cena con amigos, con tu pareja en un ambiente más informal
o en un artículo para un periódico. Hay contextos. En la Red sucede igual. No es lo
mismo escribir en Facebook para los amigos, que en un correo electrónico que va
dirigido a una persona en concreto, que en Twitter, que está a la luz de todo
el que lo quiera leer. La gente suele adaptarse a estos contextos",
asegura Peláez.
Pone un ejemplo Ricardo Galli, cofundador de Menéame, un agregador de
noticias donde se generan numerosos debates de actualidad en el que las
incorrecciones están muy mal vistas: "Mi hija de 14 años escribe mal en
foros y con nosotros escribe bien. O sea, que las reglas las sabe. Sin embargo,
en determinados entornos, si lo hace correctamente se siente excluida".
Escribir mal entre los chavales es parte del juego de inclusión, es cosa de
adolescentes que están por Tuenti y Facebook". Esa misma capacidad de
adaptación la ve en Menéame, cuyos usuarios son exigentes con la ortografía:
"Hay algunos que me han confesado que han tenido que empezar a escribir
mejor para ganarse el respeto de la comunidad, que es severa a ese respecto
desde que nació en un grupo de correos de gente universitaria que le daba
bastante importancia. Pero Internet es neutral, cada uno se expresa bien o mal
en función de cómo sepa hacerlo y de los modelos que siga. Si estás en un grupo
abierto en el que prima la corrección, tenderás a imitarlo; si es cerrado y la
costumbre es escribir mal, lo normal es hacer lo mismo", explica Galli,
quien cree que, pese a todo, en la
Red ha aflorado una realidad: "Hay mucha gente que
escribe mal".
Galli pone un ejemplo que le sorprendió: la periodista Ana Pastor, directora
de
Los desayunos de TVE. "Se enmendó, pero cuando empezó en
Twitter escribía fatal y yo me preguntaba cómo una comunicadora con miles de
seguidores hacía eso".
El caso de Pastor fue el de adaptación al medio. Ella misma cuenta que
cuando llegó a la red social de los mensajes breves escribía igual que en los
mensajes SMS.
"Tenía la manía de acortar con la letra ka, y en Internet hacía lo
mismo. Unos cuantos me dieron caña, pero lo que realmente me hizo cambiar fue
que unos usuarios ciegos me dijeron que en sus lectores no se entendían bien
las palabras escritas con las kas. Desde entonces decidí cambiar, aunque alguna
vez se me escape alguna. Me parece bien que la gente sea exigente con los
periodistas. Cuando escribo mis cosas lo hago como me parece, pero en una red
social entiendo que hay que esforzarse", cuenta.
Estos procesos y la adaptación al propio medio son naturales, según Darío
Villanueva, secretario de la
Real Academia Española (RAE): "No creo que las nuevas
tecnologías vayan a producir una hecatombe. El uso de la lengua va ligado al
intelecto de los seres humanos, y porque haya nuevas prácticas no va a acabar.
En estos nuevos medios, el que escribe generalmente lo hace para alguien; no
solo puedes escribir más ágilmente sino que puedes hacerlo llegar más rápido a
mucha más gente. Antes mandabas una carta a Buenos Aires y tardaba un mes en
llegar. Hoy haces tuit y miles de personas pueden leerlo en el mundo entero. En
la escritura electrónica hay también posturas de distinción, quien entiende que
tiene que cuidar mucho cómo dice las cosas para que sean más eficaces porque
enseguida va a leerlo mucha gente. Si hay un problema no es de la Red, sino de la educación.
Quien tiene que enseñar ortografía no es Google, es la enseñanza".
Esta misma idea la desarrolla el periodista Ariel Torres, editor del diario
La Nación,
en un artículo recogido en la web manualdeestilo.com: "Si un chico comete
faltas de ortografía atroces es porque no aprendió las reglas cuando debía
aprenderlas, sea por negligencia o por una educación rudimentaria. Al acusar a
las nuevas tecnologías de las faltas de ortografía no hacemos sino deshacernos
de una responsabilidad que nos concierne como adultos. Somos nosotros los que
creamos las condiciones para que los chicos no aprendan ortografía. Podemos
echarle la culpa hasta mañana a Internet y los SMS. Es lo mismo. La
responsabilidad es formar a los chicos, no de los chips".
Su conclusión es que la escritura en Internet goza de muy buena salud y hace
una distinción entre las faltas de ortografía y "las exóticas abreviaturas
del chat, los SMS y Twitter". "La falta de ortografía es ignorancia.
En cambio, el texto expeditivo, abreviado y condensado del chat, los SMS y
Twitter es la escritura aplicada exactamente como se debe", añade.
Twitter, con su inmediatez y sus características peculiares, es uno de los
fenómenos que está condicionando el lenguaje en la Red. La longitud de los
mensajes que se pueden enviar, de 140 caracteres, está dando pie a acortar
palabras, pero también a buscar las precisas, a ser ingenioso y evitar la
verbosidad excesiva.
Villanueva explica que los manuscritos medievales estaban llenos de
abreviaturas porque el papiro era muy caro y hacer un libro llevaba mucho
tiempo y el idioma evolucionó con ellas sin destruirse. Además, ve en Twitter
ventajas: "Hay una búsqueda del ingenio. Se dice con pocas palabras algo
que ilumina una realidad y no necesariamente cargándose la ortografía. El uso
del lenguaje competente es más eficaz que el incompetente. Si usas frases
hechas o con muletillas, no aportas nada. Sucede como con la poesía, que dice
lo que sabemos con combinaciones nuevas".
Esta misma línea mantiene Mario Tascón, autor del libro
Twittergrafía.
Abunda en la idea de que las abreviaturas siempre han formado parte de las
distintas tecnologías que han acompañado al idioma.
"Estaba la taquigrafía, antes la imprenta. La letra eñe procede de una
abreviatura que servía para comprimir los renglones de los materiales impresos.
Además, encuentras otras que están directamente relacionadas con el
funcionamiento de la aplicación: si quieres que la gente entienda que haces un
retuit, pones RT, el agolpamiento de palabras es necesario para que funcione un
hashtag [una etiqueta]". Además, en su
Twittergrafía
cuenta cómo nuevos métodos que cualquier usuario tiene al alcance de su teclado
pueden añadir expresividad. Va desde los emoticonos que ya son universales,
como la sonrisa expresada con dos puntos y el cierre del paréntesis, :), a un
corazón, "que todo el mundo entiende", o a otros más barrocos. Se
pueden hacer verdaderas virguerías usando distintas combinaciones.
Algunos de estos símbolos han llegado al papel impreso. Cada vez es más
frecuente encontrar la almohadilla (#) en un periódico. El símbolo también ha
llegado a la literatura. El escritor Agustín Fernández Mallo usa algunos
símbolos en su libro
Nocilla Dream, lo que puede hacer pensar que más
que acabar con los buenos usos de la lengua escrita la Red puede llegar a
enriquecerla. Al fin y al cabo, Internet no es más que una nueva tecnología en
la que la escritura cambia como lo ha hecho a lo largo de la historia: piedra,
papiro, imprenta y, ahora, bits. Los apocalípticos siempre han fallado hasta el
momento.
Darío Villanueva recuerda que uno de los primeros agoreros fue Sócrates, que
en un texto recordado por Platón aseguraba que la escritura alfabética era
"un mal absoluto".
"También McLuhan cuando publica Galaxia Gutenberg vaticinaba el fin del
libro", añade. Ni la escritura trajo males ni, de momento, ha llegado el
fin del libro ni Internet se está cargando la escritura pese a las barbaridades
que se ven en ocasiones en la pantalla del ordenador. Todo es más simple que
eso. O más difícil: como dijo en una entrevista García Márquez, "lo
primero para escribir bien en Internet es escribir bien".